Érase una vez un idioma rico, lleno de sutilezas y matices, con ese toque inconfundible de romanticismo.
Y érase una vez una ley, fría e implacable, que lo juzgó demasiado complicado.
Masacran nuestro bello idioma francés y no puedo sentirme más indignada.
Acerca del autor
Sol es Doctorada y posee un Máster en Derecho por la prestigiosa Universidad de Paris I Panthéon Sorbonne (especialidad en Derecho Inmobiliario), así como es Licenciada en Derecho (especialidad Mercantil y Fiscal), Universidad Paris II Assas, Francia.